Antes de que empieces a leer, quiero aclarar que este mensaje me lo envió una hermana, pero lo quiero compartir con todas las hermanas en Cristo que lo puedan leer y también con mis hermanos varones. Espero les sirva a todos.
¿Cómo
estás Vestida?
Quisiera
comenzar este devocional, haciéndote reflexionar sobre la vestimenta que debe
llevar toda mujer cristiana. Tal vez, me digas ¡No otra vez! ¿Acaso no entiendo
que ya estás harta de este tema?, ¿O nunca he leído que Dios mira lo que hay
dentro del corazón y no mira lo externo?, pues bien, te quiero pedir, en esta
oportunidad, que me permitas enfocar este tema, tal como dice más arriba, verlo
desde el corazón, o sea, nos enfocaremos no en lo externo, sino en lo interno
del ser, como lo ve Dios, ¿Te parece?
Mi deseo, es que con la ayuda del Espíritu
Santo, entiendas y comprendas que siendo una Hija de Dios no puedes vestir tú
Espíritu con cualquier prenda y menos colocarte vestidos viejos que fueron tu
vestimenta antes de conocer a Cristo, porque ahora “eres Nueva Criatura, las
cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas.”. Quiero enfocarme
netamente, en lo que Dios ve, nuestro corazón.
Ahora
que tenemos claro, lo que Dios mira en sus hijas, contéstame: ¿Qué te pusiste
esta mañana cuando te levantaste? Si trabajas fuera de casa, te habrás vestido
para salir; si trabajas en casa, te habrás puesto algo que te permita hacer las
labores con libertad y decoro ¿Cierto? Pues bien, déjame preguntarte: ¿Te
pusiste ropa que está en buenas condiciones o harapos? Imagino que aunque no
tengas planes de salir, no te habrás puesto algo hecho jirones, ¿verdad? Y como
mujer, puedo afirmar que has sabido
arreglarte ¡aunque sea para ponerte a limpiar tu hogar!
Quiero
que me acompañes y leas conmigo, el pasaje ubicado en 1 Pedro 3:3-4, el cual
dice:
“Vuestro
atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de
vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato
de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios”
De este versículo podemos decir, primeramente, que no se
opone al que mencionamos en 1 Samuel
16:7., sino que lo reafirma, diciéndonos que Dios quiere que nuestro
corazón esté bien vestido. Segundo, el apóstol Pedro, por medio de este
versículo, nos aconseja (nótese que este consejo es sólo a nosotras las
mujeres) que vistamos nuestro corazón con un espíritu afable y apacible.
Entonces, ¿Cómo quiere Dios que vistamos?, con un espíritu afable y apacible me
dirás tú. Pero si Dios quiere esto en tu
corazón, todos los días y todo el día, entonces ¿Cómo te vestiste POR DENTRO esta mañana?
¿Cómo vestiste tu espíritu? ¿Fue con lo declarado por el apóstol Pedro? O ¿Te
pusiste lo que a ti se te ocurrió?
Recuerda
que somos Hijas de Dios, somos Linaje escogido para Dios y como tales, somos
llamadas a vestirnos para darle Gloria a Él en todo, por lo tanto te vuelvo a
preguntar:
¿Cómo
te vestiste hoy para tu Padre Celestial? ¿Usaste Vestidos o Harapos? ¿Qué
escogiste?
Déjame
decirte que para nosotras, por nuestra naturaleza y sensibilidad, es muy fácil
vestir nuestros corazones con harapos ¡HARAPOS! ¡Estás loca, me dirás tú, yo
Jamás me vestiría con Harapos! Pero sabes querida amiga, por nuestra naturaleza
de mujer, te puedo afirmar, que nosotras, solemos vestirnos de harapos más que
de vestidos decentes. Ya que somos llevadas por la emociones durante toda
nuestra existencia, y con esto no digo que las emociones sean malas o dañinas,
pero si nos dejamos gobernar por ellas, entonces estaremos vistiéndonos de
verdaderos Harapos. ¿Quieres saber cuáles son estos harapos?, pues bien, te los
presento y son harapos de:
...culpa
...amargura
...falta
de perdón
...miedo
...depresión
...preocupación
...desconfianza
Pero hay más,
¿sabías que no conforme con estos harapos, nosotras les ponemos
accesorios a estos harapos para qué combinen?
¡Pues Claro!, si nuestra naturaleza femenina, nos exige estar combinando
siempre nuestro vestuario. Así que para colmo, nuestros adornos que hacen juego
con los harapos son:
...un espíritu pendenciero
...una
lengua negativa
...egoísmo
¡Ay! ¡Qué vergüenza! Me dirás tú, ¡Que
mi Dios me vea con esta vestimenta interna!,
pero si no tomáramos tan a la ligera lo dicho en su Palabra, tendríamos
conciencia de que todos los días Dios ve que nuestros corazones no están vestidos
con sus dones y gracia, sino que con ¡Harapos! Y esto, mi querida hermana
¡se refleja en la manera en que vistes tu cuerpo externamente! ¡Esto es lo que
Dios te está diciendo Hoy! ¡Vístete como una Hija del Altísimo!,
pero empieza por tu corazón.
Pero, si día a día nos vestimos con Harapos sin estar
conscientes de que los usamos., porque sólo nos preocupamos de lo que refleja
el espejo, ¿Cómo espera Dios que cambiamos nuestra apariencia interna, ahora
que ya sabemos cómo nos ve Él?
Querida,
la respuesta está en pasaje que habla sobre La Mujer Virtuosa, modelo dejado en
las Escrituras para nosotras las Cristianas, así que acompáñame al libro de
Proverbios 31:22, que dice:
“Ella
se hace tapices; De lino fino y púrpura es su vestido”
“Ella”
es la mujer virtuosa descrita en el capítulo 31 de Proverbios. Si lees este
capítulo verás que esta mujer hace de todo: se levanta temprano, se acuesta
tarde, cumple con sus tareas, sale a comprar para su casa, tiene negocios, hace
la ropa para su familia... ¡Y todavía tiene tiempo de vestirse bien!, ya que
sus vestidos eran de lino fino y de púrpura. No olvides que estas prendas
finas, sólo las usaban reyes y gente de la nobleza, lo cual también nos enseña,
que nosotras no sólo debemos vestirnos con elegancia (esto se refiere a saber
combinar la ropa que usamos) sino también con sobriedad.
Pero
al leer el resto del capítulo, podrás notar que el autor de Proverbios, nos dice cómo se vestía por dentro...
¡y te darás cuenta de que su atuendo interior era impecable! El
guardarropa espiritual, es decir, el corazón de esta mujer, era excepcional. Y no
nos lleva esta revelación de Proverbios a declarar que si Dios inspiró a
Salomón para que dejara constancia de esta gran mujer, fue por la sencilla
razón de mostrarnos la vestimenta que Él quiere que tengan nuestros
corazones….¡Dios quiere que tú y yo usemos esta vestimenta Excepcional!, capaz
de no pasar inadvertidas entre las personas que no conocen a Cristo, puesto que
Dios desea que con ese ornato prediquemos a Cristo, así como también en
aquellos que son suyos, por medio de la Fe en Cristo Jesús.
Por
lo tanto, es de suma importancia que no sólo entendamos sino que comprendamos
que: esta vestimenta mencionada en el capítulo
31 de Proverbios, TIENE que ser usada por cada Hija de Dios. La Biblia no
pierde valor a través de los años, ni sus enseñanzas quedan obsoletas, ni menos
pasadas de moda. Por lo tanto, si pudiéramos traducir estas vestimentas al
tiempo actual, podríamos decir que Salomón nos dejó las prendas “básicas” que
no deben faltar en el armario de una
mujer cristiana, y estas son:
...amor
...paciencia
...amabilidad
...humildad
...educación
...generosidad
...perdón
...fe
...gozo
Estos
son los vestidos que Dios quiere que sus Hijas usen. Nuestro Señor, a cada
mujer Redimida por la sangre de Cristo, le obsequia estos vestidos de lino fino
por medio del Espíritu Santo. ¿Para qué?, pues para que nos deshagamos de los
Harapos. Y es más, Dios nos provee de accesorios para combinar estos vestidos, con
los cuales, darás Honra y Gloria al Altísimo y Señor y estos accesorios son:
...buenas
obras
...palabras
amables
...consuelo
...victoria
...alabanza
Y
sobre estos atuendos o vestidos “básicos”,
jamás debemos olvidarnos de vestirnos
con: AMOR ... porque es el vínculo PERFECTO
Colosenses 3:12-14
“Vestíos,
pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de
benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a
otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la
manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas
cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.”
Con esta sencilla meditación, quiero animarte, querida
hermanas a que elijas bien tus vestidos y accesorios espirituales. Pon mucho
cuidado en verte bien por dentro, para
que día a día, cambies tus Harapos por vestidos finos. Y puedo asegurarte, mi
apreciada amiga, que cuando lo logres, entonces podrás vestirte externamente
para la Gloria de Dios. ¡Qué así sea!
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