jueves, 6 de junio de 2013

Crecer en Cristo 2

S. Lucas 10:40-42

Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.

Nuestra querida hermana Marta corrió a servir al Señor, lo hacía gustosa y de corazón, pero le molestó que su hermana María no lo hacía como ella y fue a reclamarle para que la ayudara, pero aquí vemos la respuesta del Señor: "Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas." En otra palabras el Señor le dijo: Marta mi reino es espiritual, deja ya las cosas de esta vida con sus afanes, pues basta a cada día su propio mal (Mateo 6:34). Haz como tu hermana María y afánate por lo espiritual que no perece (Mateo 6:33).

Seguramente estas palabras calaron hondamente en el corazón de nuestra hermana. Si bien la palabra no nos dice que eso pasó pero si vemos su siguiente reacción así lo concluiremos. La siguiente vez que vemos a nuestra Marta qué vemos ¿Qué actitud tiene?:

S.Juan 11:20-22

Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó en casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto. Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará.

Su hermano Lázaro había muerto hacía 4 días, pero esta vez no se afanó por esta vida, no leemos que haya estado afanada sirviendo a los invitados del velorio o afanada cocinando. Dice su palabra que "cuando oyó salió a encontrarle". Esta vez no se afanó por el velorio, por su hermano muerto, no le importó su dolor porque su afán había pasado y tenía paz en su corazón, quizás hasta había alcanzado el regocijo (Filipenses 4:4-7), porque su fe era inquebrantable ahora que entendió que el Señor Jesús debía ser su norte, pues le dice: "si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto. Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará." La fe de nuestra hermana ahora era a prueba de fuego, su afán es su Señor y no las cosas de esta vida.

Marta pasó de ser una cristiana afanada por las cosas de esta vida pasajera para convertirse en una creyente fiel y firme de su Señor afanada en las cosas espirituales. Debemos de imitar a nuestra hermana Marta en su afán por las cosas de Dios.

Marta estaba preparada para recibir al Señor, no sabía cuándo llegaría pero sabía que lo haría y apenas supo corrió a encontrarle. El Señor viene pronto y como sus hijos debemos estar prestos a salir a su encuentro y no estar afanosos por las cosas de estar vida, sino con los ojos puestos en Cristo Jesús; como nuuestros hermanos en Hechos cuando el Señor ascendió al cielo (Hechos 1:10-11). Nuestros lámparas de aceite deben estar llenas para cuando llegue el esposo (Mateo 25:1-13). Renovemos nuestras mentes, renovemos al nuevo hombre en Cristo y esperemos su venida viviendo alegres, llenos de regocijo y gozosos a pesar de las vicisitudes de este mundo (1 Tesalonicenses 5:16) como pueden ser la muerte de un ser amado; ya que, esto no frenó a Marta de correr a encontrarse con su Señor cuando oyó que venía.

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