lunes, 9 de septiembre de 2013

Peros a Dios

Éxodo 4:1-17

Entonces Moisés respondió diciendo: He aquí que ellos no me creerán, ni oirán mi voz; porque dirán: No te ha aparecido Jehová. Y Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara. Él le dijo: Échala en tierra. Y él la echó en tierra, y se hizo una culebra; y Moisés huía de ella. Entonces dijo Jehová a Moisés: Extiende tu mano, y tómala por la cola. Y él extendió su mano, y la tomó, y se volvió vara en su mano. Por esto creerán que se te ha aparecido Jehová, el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob.  Le dijo además Jehová: Mete ahora tu mano en tu seno. Y él metió la mano en su seno; y cuando la sacó, he aquí que su mano estaba leprosa como la nieve. Y dijo: Vuelve a meter tu mano en tu seno. Y él volvió a meter su mano en su seno; y al sacarla de nuevo del seno, he aquí que se había vuelto como la otra carne. Si aconteciere que no te creyeren ni obedecieren a la voz de la primera señal, creerán a la voz de la postrera. Y si aún no creyeren a estas dos señales, ni oyeren tu voz, tomarás de las aguas del río y las derramarás en tierra; y se cambiarán aquellas aguas que tomarás del río y se harán sangre en la tierra.  Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua. Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿o quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová? Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar. Y él dijo: ¡Ay, Señor! envía, te ruego, por medio del que debes enviar. Entonces Jehová se enojó contra Moisés, y dijo: ¿No conozco yo a tu hermano Aarón, levita, y que él habla bien? Y he aquí que él saldrá a recibirte, y al verte se alegrará en su corazón. Tú hablarás a él, y pondrás en su boca las palabras, y yo estaré con tu boca y con la suya, y os enseñaré lo que hayáis de hacer. Y él hablará por ti al pueblo; él te será a ti en lugar de boca, y tú serás para él en lugar de Dios. Y tomarás en tu mano esta vara, con la cual harás las señales.

Al igual que Moisés, muchas veces le ponemos peros a Dios sobre lo que nos envía a hacer de acuerdo a su voluntad. Claro está que si dependemos de nuestras fuerzas fallaremos, es por eso que Dios nos dice:

Proverbios 3:5-6

Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia.  Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas.

Dios no nos da este consejo en vano, pues somos limitados, a diferencia de Él que es infinito y Todopoderoso, además de Omnisciente. Él sabe qué nos conviene; y todo el potencial que tenemos, siempre y cuando nos dejemos guiar por su sabiduría.

¿Por qué le ponemos peros a Dios? Porque cuando Dios nos quiere usar nos saca de nuestra zona de confort, de nuestra zona de seguridad, o por lo menos es lo que nosotros sentimos. Aunque nuestro ejemplo a seguir dijo:

S.Juan 6:38

Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.

Cuando nos convertimos a Dios ya no nos pertenecemos:

1 Corintios 6:19-20

¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.

Y sabemos que debemos imitar al Señor Jesús en todo:

Efesios 5:1

Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados.

Entonces, recapitulando:

1.- No nos pertenecemos, sino que somos propiedad de Dios (Es por eso que somos siervos [esclavos], pues fuimos comprados a alto precio).

2.- Debemos imitar a nuestro amado Señor Jesús.

3.- Si el Señor Jesús no vino para hacer su voluntad y nosotros somos sus imitadores, eso implica que no debemos hacer nuestra voluntad sino la de Dios.

4.- No debemos confiar en nuestras propias fuerzas porque fallaremos; además le pondremos excusa, tras excusa a Dios para no obedecer la voluntad de Dios, lo cual desagrada a Dios:

1 Samuel 15:22

Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros.

Hermanos, entreguémonos en manos de Dios para hacer su voluntad, ya que es perfecta y Él quiere lo mejor para nosotros. Y eso es su voluntad.

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