miércoles, 21 de agosto de 2013

Hacer el bien

S. Mateo 25:1, 3-13

Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco.  Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.

El Señor les refirió una parábola, estando en el monte de los olivos con sus discípulos. Les graficó el hecho de estar atentos a la venida de Cristo, aún cuando éste tarde un poco.  Pero ¿Por qué las prudentes no compartieron su aceite?  La palabra de Dios nos dice:

Gálatas 6:9-10

No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.

Como las insensatas tuvieron que ir a comprar se quedaron fuera. ¿Le has negado ayuda a alguien? ¿Le has negado la salvación a alguien? Dios dice en la Biblia:

S. Mateo 5:42

Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses.

Dios aquí habla de lo material. Las vírgenes prudentes no compartieron su aceite, pudiendo compartir no lo hicieron con nefastas  consecuencias para las imprudentes. Cuando no predicamos a Cristo a nuestros conocidos, vecinos, compañeros de trabajo, de estudio, etc. Somos como las vírgenes prudentes, les negamos el ayuda que desesperadamente necesitan para sus almas. Es cierto que las imprudentes tienen su responsabilidad, pero Dios nos ordenó:

S. Marcos 16:15

Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

Si no lo hacemos le estaremos negando la oportunidad de ser salvos a los perdidos con consecuencias eternas para sus almas.

¿Estás dispuesto(a)a compartir tu aceite con los insensatos?

Santiago 4:17

y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.

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