S.Juan 8:36
Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.
Cuando creímos en Cristo Jesús como el Salvador de nuestras vidas fuimos liberados de la esclavitud del pecado. En este mismo pasaje de Juan leemos:
S.Juan 8:34
Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.
Si Cristo nos hizo libres, ya no arrastramos ese yugo sobre nuestras espaldas, porque Él lo cargó por nosotros en la cruz. Ahora bien, como sus hijos ¿Por qué buscamos ese yugo nuevamente, si ya somos como hijos de Dios? ¿Por qué buscamos ponernos los grilletes otra vez? Pues, es lo que hacemos cada vez que echamos pie atrás en la carrera espiritual que tenemos por delante.
Gálatas 4:9
mas ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar?
Hermanos, disfrutemos de la libertad en Cristo, que no para libertinaje; no se trata de que voy a pecar porque estoy en la gracia. La palabra de Dios dice:
Romanos 6:1-2
¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?
Entendamos hermanos que no somos de este mundo, no pertenecemos acá y ya no somos esclavos, somos libres en Cristo y su muerte, así que ya no nos enredemos en esta vida perecedera. La palabra de Dios dice:
2 Timoteo 2:4-5
Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado. Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente.
No volvamos a ponernos los grilletes de la esclavitud pecado y vivamos una vida espiritual libres de todo el peso que nos asedia.
Hebreos 12:1-2
Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
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